Te
persigue por todas partes, intenta ser amable pero no puede ocultar que te
“trae ganas”.
Hay quienes por este tipo
de comportamientos desearían no ser bellas, mientras que otras se sienten mejor
que nunca porque levantan pasiones. El problema es cuando las persiguen hasta
en su casa o no dejan de enviarles mensajes al teléfono.
Sin
embargo, una persona se puede sentir perseguida hasta por los comentarios que
se hacen de ella. Es común que a muchas les digan: “No le hagas caso”, lo que
resulta desalentador cuando se busca ayuda, aunque no prestarles atención a los
acosadores suele funcionar algunas veces.
El
resultado es el estrés, el miedo por ver amenazada su integridad, sobre todo
cuando te tocan tus partes íntimas sin tu autorización. Y más tarde abusan de
ti, puesto que te obligan a hacer cosas que no estás de acuerdo, aún así lo
haga con “sutileza”, con sus palabras cariñosas pero falsas.
El
acoso sexual no se puede evitar, no sabes cuándo te acosarán, pero si puedes
detener la situación pidiéndole al acosador que pare, que no es tu manera de
relacionarte, y el tono en el que lo dices deberá ser serio pero amable, que no
lo confunda con una broma. Alejarte de la persona y estar donde haya gente
también ayudaría, así como decirle a la policía.
En
el trabajo, el acoso sexual también es común, por lo que hay que denunciar y
buscar ayuda para reparar el daño psicológico que causa el acoso a largo plazo.
Tanto hombres como mujeres pueden acosar y hacer uso de su “poder” para provocar culpabilidad y atrapar a las "víctimas".