“Un
optimista es el que cree que todo tiene arreglo. Un pesimista es el que piensa
lo mismo, pero sabe que nadie va a intentarlo”. Jaume Perich
El
optimismo nos ayuda principalmente a iniciar proyectos porque creemos que
tendremos éxito, de lo contrario, ¿cómo empezaríamos si pensamos que vamos a
fracasar?
Sin
embargo, ser optimista no consiste en creer ciegamente. Se necesita
información, valor, prudencia y persistencia. De lo contrario somos ingenuos.
Ser
optimista es casi indispensable para sobrevivir, aunque no lo puedan ser en
todos los aspectos puesto que hay circunstancias que no son fáciles de superar,
pero si se le da su tiempo habrá pensamiento positivo que si bien no nos dará
todo automáticamente, si habrá ciertos beneficios en la salud cuando menos al
estar relajadas y sonrientes.
Ser
optimista es darse cuenta que no todo está bien, pero tampoco está mal. No
ayuda a ser equilibradas a cualquier edad.
A
veces tenemos pensamientos pesimistas porque es una manera de defendernos de la
desilusión, es decir, nos preparamos para desilusionarnos por si las cosas no
salen como lo esperamos.
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